Bromas, música y versos en ARPAFEST
Bromas, música y versos en ARPAFEST
Nematatlín arrancó gritos y aplausos durante conferencia
Por Alejandra Flores
“Para que un arpista toque, necesita que su dedo pulgar y su dedo índice se conviertan en una tercera y cuarta mano, así que cuando contraten a un arpista, no le regateen”, bromeó Salvador Peña, integrante del Conjunto Nematatlín, durante la conferencia “La Versificación en el folklore con el Arpa”, que la agrupación impartió este viernes 22 de octubre, en el marco de la séptima edición del Festival Internacional de Arpa Arpa Fest.
Realizada en el Auditorio de la Universidad Tecnológica de Cancún, la conferencia permitió a cerca de cincuenta estudiantes y maestros universitarios, adentrarse en la historia del arpa: instrumento que, aunque se vincula al arco de tiempos prehistóricos , es en Egipto donde, explicó el arpista, “se registra la primera imagen de un arpa”.
Con 37 cuerdas que se tocan pulsando, el arpa jarocha de hoy es muy diferente al arpa de otros tiempos, afirmó el arpista Salvador Peña. “Antes se tocaba sentado porque la caja de resonancia, que era más pequeña, no permitía ponerse de pie. Con el tiempo se han creado aditamentos, como la pata retráctil que crece de acuerdo a la estatura del interprete”,.
“Un arpa pesa entre los 7 y los 12 kilos, dependiendo de sus aditamentos”, continuó. “El arpa tiene un mástil donde recae la tensión de las cuerdas. En la parte de arriba se encuentra el diapasón, también conocido como curva armónica, donde se ubican las clavijas, una por cada cuerda, que permiten afinar el arpa. Estas clavijas también tienen una adaptación moderna, en cada una hay un lever o palanca de cambio, que nos permite agregar a las cuerdas escalas tonales”. “Un piano -ejemplificó-, tiene teclas blancas y negras, un arpa usa sus clavijas para crear sus propias teclas blancas y negras y tener así, una escala cromática que las arpas normalmente no tienen”.
Respecto de las teclas, Salvador Peña explicó que pueden estar hechas de nylon, de seda o de metal, “aunque hay proveedores que hacen cuerdas con centro de seda entorchado con metal y cubierta de nylon”. También hizo notar que las cuerdas se dividen en tres secciones, generalmente identificables por colores, lo que facilita al interprete ubicar las escalas tonales.
“Para tocar el arpa no hay edad -respondió a expresa del público-, sin embargo, mientras más edad se tiene, menos habilidades es posible desarrollar”. Y abundó: “Quienes tocamos el arpa desarrollamos nuestra motricidad fina de forma extraordinaria”. Entonces tomó el arpa y la hizo sonar con tal destreza que el público se entregó en gritos y aplausos.
Durante la charla, los integrantes de Nematatlín -palabra totonaca que significa “los que cantan”-, presentaron uno a uno sus instrumentos: arpa, jarana y requinto, que, afirmó Luis Héctor Ochoa, “son la base de la música veracruzana. La jarana cumple una función armónica, mientras que el requinto se encarga de la función melódica o el ritmo de la pieza”.