Contra viento y pandemia
A casi dos años de aquel marzo de 2020, cuando en Cancún comenzaron a cerrarse los teatros, las casas de cultura, los espacios creativos, el recuento de los daños no es nada halagüeño. Sin embargo, los artistas resisten, es parte de su naturaleza, ir contra la corriente y reinventar a cada paso, su historia. No sucede lo mismo con las audiencias, a quienes se les cultiva con presencia, con vivencias, con el intercambio dinámico de experiencias estéticas que son a un tiempo, una forma de hacer filosofía y también de hacer política.
¿Qué ocurre con quienes desean teatro, conciertos, exposiciones, presentaciones de libros, recitales de poesía? Yo imagino el desgranar de un elote. La pandemia nos desgrana, nos separa, nos aísla, nos aleja de los artistas, y justo por eso es que los artistas, ante la inminente pérdida de audiencias presenciales, recurre a las nuevas tecnologías y se replantea futuros creativos desde la virtualidad.
¿Quién gana? Quien hace la transición.
Quiero poner el caso de “Monedas de Chocolate”, un espectáculo de títeres que incluye en su factura creaciones multimedia, con música original y personajes diseñados por un ilustrador y realizados por las manos mágicas de la titiritera. Un equipo integrado por Araceli Pszemiarower, Pablo García Robles, Jorge Coulin y David Canul “el pájaro Tooj”. Un equipo que trabajó desde la virtualidad y así, creó un espectáculo que se ha presentado, con, sin y a pesar de los semáforos epidemiológicos, en Quintana Roo, Campeche, Yucatán y Tabasco, y que el próximo 05 de febrero se estrena en el Auditorio STOA de Cancún.
Pienso también en Casa Diseño Nawala, que en medio de la crisis, sigue haciendo alianzas con artistas de diversas disciplinas plásticas y mantiene abierto su show room. Itzell “Pixie” Delgado, es ejemplo del camino que es posible tomar cuando se cree en lo que se crea. Recientemente se unió a la Asociación de Mujeres Empresarias AMEX-ME capítulo Cancún, y los resultados de esta alianza, vuelven a catapultar su presencia en el sureste creativo.
Hay proyectos que desaparecen para siempre, como el Teatro Xbalamqué o el Teatro La Carpita. Ambos proyectos, en suma valiosos, hablan de la vulnerabilidad de una comunidad que tiene ante sí varias áreas de oportunidad: trabajar en la calidad de sus proyectos, así como en la fortaleza de sus alianzas y en la visión estética y también empresarial a corto, mediano y largo plazo.
Ante la ceguera, la ignorancia, la indiferencia institucional, tanto a nivel estatal como municipal, los creadores en Quintana Roo miran con escepticismo cualquier promesa electoral, la postura es generalizada: en la coyuntura política del río revuelto, ganan los pescadores.
Frente a la institución estatal, se ubica una mujer; frente a la institución municipal, tenemos a otra. ¿De verdad ser mujer hace la diferencia cuando de política se trata? Los hechos hablan por sí mismos. En lo que va del sexenio no hemos visto a una mujer capaz de defender ni el presupuesto, ni los espacios, ni a sus trabajadores y mucho menos a sus artistas. En lo que va de la nueva administración a nivel municipal no se ha presentado un programa de trabajo ni se cuenta con una cartelera de actividades gestionadas desde su trinchera.
Lo dicho: contra viento y pandemia, los artistas que también ciudadanos, hacen su parte y crean, tejen comunidades para seguir en la resistencia.
Comentarios